Primeros vislumbres de Ruhiyyih Khanum
Por Thomas Ahdieh Grant (joven bahá’í)
Buena parte de la vida de la persona en la tierra consiste en afrontar los desafíos propios de su tiempo. La Casa Universal de Justicia nos dice que «toda generación de jóvenes creyentes» cuenta con la oportunidad de «realizar una aportación a los destinos de la humanidad de carácter singular y acorde a su etapa vital». Por tu parte, ¿has reparado en cuál haya de ser tu aportación en esta coyuntura de la historia humana?
Una forma de calibrar la respuesta y sopesar cuál deba ser esta aportación consiste en rezar y estudiar los Escritos Sagrados. Otra consiste en esforzarnos por mejorar el mundo teniendo en cuenta las necesidades de quienes nos rodean. Otra consiste en bregar en la arena del servicio en compañía de amigos con los que mancomunar esfuerzos. Otra consiste en conocer lo que otros jóvenes hicieron en su propia época histórica y así comprobar si podemos aprender de sus experiencias.
La vida de Ruhiyyih Khanum es una vida de este género. En todas las etapas, estuvo despierta y alerta a las necesidades de la hora procurando alzarse para darles respuesta.
Cuando pensamos en Ruhiyyih Khanum, muchas de las imágenes que nos vienen a la mente se sitúan en la parte media y final de su vida, tras haber contraído matrimonio con el Guardián de la Fe, es decir cuando pasó a integrarse en la Sagrada Familia, y luego cuando fue nombrada Mano de la Causa de Dios, en cuyas funciones recorrió el mundo y visitó más de cien países.
Esta mujer increíble, no obstante, fue una niña y joven, como usted o como yo mismo. Concibió sueños y albergó esperanzas. Amaba a los animales, se mostraba entusiasta a la hora aprender y poseía un enorme caudal de energía. Amaba asimismo a ‘Abdu’l-Bahá y junto con su madre y padre, fue una devota de las enseñanzas de Bahá’u’lláh, a tenor de las cuales forjó su vida afanándose por promover sus principios y enseñanzas.
Cuando vino al mundo en su natal Montreal, Canadá, Ruhiyyih Khanum nació llámándose Mary Maxwell. Fueron sus padres May Maxwell y Sutherland Maxwell. Los dos progenitores, personas dinámicas y brillantes, forjaron su unión poniéndola toda al servicio de los demás. A Mary Maxwell le cupo el inmenso honor de encontrarse con ‘Abdu’l-Bahá cuando tenía apenas dos años de edad. La primera vez en Nueva York, y después en Montreal, cuando ‘Abdu’l-Bahá se hospedó en el hogar de los Maxwell. ¡Qué honor y qué experiencia transformadora la de encontrarse con el Ejemplo Perfecto a tan tierna edad!
Mary conoció pronto la visión de la Fe, a la que habría de consagrarse. Pese a los amplios periodos de tiempo en que su madre se hallaba ausente del hogar, Mary creció en plenitud. En todos los momentos de su vida se mantuvo entregada a las actividades bahá’ís. Estuvo presente en la reunión en que se dieron a conocer ante un grupo de creyentes norteamericanos las Tablas del Plan Divino, que como joven tuvo oportunidad de presentar al público.
Aunque la presente obra es una biografía completa de la vida de Ruhiyyih Khanum, los episodios que aquí se refieren sobre su infancia y juventud revestirán especial interés para los lectores juveniles que mediten cuál deba ser el futuro rumbo que habrán de tomar sus vidas. También reviste gran interés observar las capacidades que Mary desarrolló durante aquellos años de juventud, capacidades con las que acompañó a otros, con las que aprendió, se hizo valiente y se mantuvo consagrada al Centro de la Fe y que ya no la abandonarían durante los decenios de servicio dedicado a la Causa. Así hasta rendir su último aliento.
El presente libro está dedicado de forma especial a los jóvenes. En él se encuentra aliento y enseñanzas que habrán de ayudarles a responder a los encarecimientos a servir espléndidamente en este el Gran Día de Dios.